sábado, 22 de marzo de 2008

Anoche

fui a un antro gay llamado Circus
Fue algo así como el capítulo de los simpsons cuando homero lleva a bart a una fábrica para que viera cómo trabajan los verdaderos hombres y se le quitara lo mariquita... con los resultados que todos conocemos.
Nunca había ido a uno, no porque sea homofóbico o cosa por el estilo sino porque simplemente los antros me parecen detestables.
Montse me mintió, decía que el lugar era barato y la cerveza costaba 5 pesos. Cuando llegamos nos topamos con que cobraban 100 la entrada. Las morras de todas formas quisieron entrar y pues bueno, no sin un gran dolor, desembolsé. La cerveza 25 2x1 :)
No se podía ni caminar, había como mil gueyes bailando y sudando como marranas. Me habían contado que era más divertido, que hacían mucho desmadre. Pero nop. Había un don como de 45 años ligándose a un chavito que no pasaba de 18, le pegaba de besos y el morrito encantado nomás cerraba los ojitos así. Luego le vi el anillo de casado al don.
Había una morra bailando que yo casi saludo pensando que era la hermana de Montse que había regresado de Canadá. No era, así que me quedé descansando la vista un buen rato en sus cadenciosos movimientos.
Luego caminamos tantito y encontramos un sillón libre. Ahí pasó lo más divertido de la noche. Unos vatitos pasaron de la mano entre la multitud, uno decía: dónde, dónde? y el otro, en un ronconcito!. De pronto voltearon hacia donde yo estaba y dijeron al mismo tiempo: ahí! y se dejaron venir. Quedaron parados en el marco de una puerta clausurada que estaba junto a mi y muac muac muac. Se metieron mano de lo lindo y una vez saciado e impulso primario salieron rapidito del lugar.
Hubo un show muy malo y después una amiga me contó la trágica historia de uno de los vatos que bailan en colzoncitos.
Había unos gueyes que bailaban con una chica de minifalda haciéndole sandwishito entre los dos. Pensé que sería divetido algún día bailar así. No, no es cierto. no me gusta bailar.
Ya pues.

2 comentarios:

d dijo...

Esta entrada en sí constituye una gran provocación a mi persona. No voy a entrarle a tu jueguito bizarro.

"Las morras de todas formas quisieron entrar"

¡¡¡Arrgghhh!!! O sea...

¡YA! Ahí muere mejor...

Mujer perdida en un estado interno de ebriedad dijo...

No mentí! en mis tiempos era barato y corriente, por eso me gustaba ir, y no se atascaba. Jajaja una vez encontramos trabajando de bailarín a un compañero "que lo hacía nomás por el dinero", y otra vez, en La Puerta 22, conocimos al primo español de Elástica. Y los shows no eran buenos pero hacían reir. Y una vez me quiso ligar un bisexual de Arandas o_o
Pero qué bueno que me dices para ya no ir.