Cuando estudiaba en la facultad
Cuando asistíamos a clases con Dante (y sus perfectas manos según el Damm.... y todos nosotros)
Cuando no era un mal muchacho
Cuando no tenía que trabajar para mantenerme
Cuando iba a la cafetería para comprale cocacolas a Yuri, que sin ser preciosa me enloquecía
Cuando todavía no tenía ni la menor idea de que viviría en Guadalajara
Cuando caminaba de la mano con el Migue
Cuando me derretía en una sombra a cuarenta grados centígrados
Cuando no me preocupaba por una tesis sin final
Cuando no me preocupaba
Cuando tenía mi pelo largo largo
Cuando escribía cuentitos
Cuando comíamos cerezas con tocino en casa de Rovira
Cuando tenía la certeza de que todo sería igual o mejor
Mi vida alguna vez fue bella
Cuando quería más que nada librarme de todo lo anterior
viernes, 4 de abril de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Todos nos burlamos de cuando nos dijo que prepararía cerezas con tocino, hicimos como que vomitábamos. Pero después...
Y esas manos... ¡ESAS MANOS!
recuerdo vagamente algunas de las personas y sucesos que mencionas. mi memoria es paupérrima sobremanera. lo que no olvido, por otro lado, son las nalgas de la dalia como esculpidas en piedra.
Publicar un comentario